martes, agosto 12, 2008

Mis dias de miedo, de inseguridad y otras hierbas


Todas las cosas pasan por algo. Aunque a veces no queramos que pasen siempre pasan.

Borre una entrada anterior por cosas obvias que no viene al caso explicar, quedara solo entre las partes del contrato.

Amables lectores, supongo que ustedes también tendrán días horribles, donde lo único que quieren es salir corriendo a llorar o golpear lo mas fuerte la muralla, bueno, estos últimos días han sido así para mi, quien sabe por que, creo que no merezco que estas cosas me pasen a mi, por lo menos no ahora cuando me apronto hacia la luz al final del túnel: mi época de exámenes.

Así es, estoy en época de exámenes, pero por los impulsos que me han dado mas satisfacciones que decepciones he tomado varias decisiones, algunas buenas, algunas malas, el fin de semana, por ejemplo, hice algo que debí hacer hace tiempo, hace años, que dejo un sabor medio amargo en mi boca, que dejo una sensación de vacio pero a la vez de confort por haber hecho lo que siempre quise, una tristeza enorme me inunda respecto a ese hecho, quien sabe por que, mis amigos y familiares me ayudan, cosa que agradezco bastante por que sino no sabría que hacer.

No se como controlarlo, aunque él me da toda la seguridad al mirarlo a esos ojos sinceros que mostraban curiosidad frente a los míos que se mostraban llorosos y muy nerviosos. Solo falto un abrazo, el cual vendrá, estoy segura que vendrá.

La culpa, la tristeza, la decepción me llenan pero aun no se por que si todo fue hermoso.

El Domingo pasado, además de ser el cumpleaños de una persona que fue muy importante en el colegio, fue el aniversario numero 1° de mi Tio Lalo, persona a quien se le recuerda con muchas ganas y mucha admiración, mi padre de hecho, ha escrito algo sobre él en el diario, claro, con pitutos todo se puede y siendo amigo del director de aquel diario yo también podría haber publicado algo, pero los ojos se me llenaron de lagrimas cuando leí las primeras 3 frases, las cuales no tienen ninguna connotación tan sentimental como para sentirse así, pero para mi el simple sufrimiento de mi padre por haber perdido a su mejor amigo, a su partner, a su compadre, a alguien que fue su hermano no sanguíneo pero del alma me produce un escozor en la piel que no puedo detener, el cual llega a mis ojos y hace que broten lagrimas imparables.

Se lo que se siente, yo también lo extraño.

Mi padre me preguntaba si era muy “cebollero” y yo pensaba que mas que eso era sincero, algo que a mi padre le cuesta por que guarda sus sentimientos en una caja fuerte con 10 llaves y 4 contraseñas, más un candado del que no tiene la llave por que fue escondida por los golpes de la vida, por enseñanzas, por caídas donde se ha vuelto a parar.

Y para finalizar, la guinda de la torta, el marrasquino que nadie se quiere comer, bailar con la fea, me toco a mí.

Hay veces que simplemente pienso que ya no es posible soñar, que ya para qué, para que hacer ilusiones falsas de algo que uno sabe que va a terminar en tragedia, hace días venia como Hamlet diciendo "Algo huele mal en Dinamarca", pero no me quería dar cuenta de ello, me sentía tan bien pero por lo menos él fue sincero conmigo y me dijo las cosas como eran, cosa que creo que es buena, pero no deja de incomodarme y pesarme.

Ahora lo único que me queda es esperar los resultados de un estudio que quizás no ha sido intenso últimamente, pero que lo fue en las pruebas pasadas, entre enfermedades, llantos injustificados, nerviosismos tontos, victorias alcanzadas y una mamá al lado exigiéndote.

Estoy ansiosa esperando el día en que salgo de vacaciones, por eso me esforzare el triple para poder ir lo antes posible a mi casa, tomar en los brazos a mi sobrino y que me abrace "cuerte" como él dice, que mi nana me cocine lentejas y poder levantarme a hacer nada, salir a caminar, ir a la playa, sentir la briza del mar pegando en la cara como cachetadas de frescura y disfrutar al máximo las fiestas "patrias".

Olvidar todo, lo único que quiero es olvidar.

Son toda la esperanza que tengo hasta hoy, que mis ánimos no son los mejores, que no están a 5.000 pies de altura como decían mis amigos citando los gritos chillones de aquellos que participaron el Pelotón, pero pronto lo estarán.

El proceso es largo, larga la espera, he tenido tanta paciencia que algo más de tiempo no me incomoda.

Lo único que pido ahora es que las cosas sigan su curso natural, no pretenderé forzar las cosas, solo dejare que fluyan como el rio hacia el mar, solo tendré paciencia, aunque me quede una cuota mínima de ella.

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